Bolivia será epicentro mundial Cumbre climática

La paz:

El viceministro de Medio Ambiente, Juan Pablo Ramos, informó ayer que Bolivia será el epicentro de la transmisión de la cultura de la vida entre el 20 y 22 de abril, cuando se realice la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que se celebrará en Cochabamba.

"El desafío logístico organizativo es enorme, pero estamos seguros que Bolivia estará a la altura de esta importante Conferencia, estará a la altura de hacer de Bolivia el epicentro de una fuerte movilización mundial en términos de una gran demanda por la cultura de la vida versus esa cultura de la muerte que nos está llevando a una debacle, a una catástrofe mundial", dijo en una entrevista en el programa dominical de radio y televisión estatales El Pueblo es Noticia.

Ramos indicó que se prevé la presencia de los representantes de unos 80 países, además de las 15 mil activistas de los derechos de la Madre Tierra que llegarían a ese evento.

También indicó que Bolivia tiene la responsabilidad de subsanar el fracaso de la Cumbre sobre el Cambio Climático realizada en Copenhague y expandir las medidas necesarias para salvar el planeta.

1 comentarios:

Luis Eduardo Siles dijo...

Hay demagogias de proporciones tan descomunales que pasan al ámbito del surrealismo, son imposturas al límite de lo diabólico, cinismos que necesitan algún superlativo.. Este es el caso de la la cruzada internacional a favor del medio ambiente y de la “madre tierra” que intenta presentar como su nueva identidad ideológica el señor Evo Morales, inciativa que tiene una consistencia ética parecida a una convocatoria de Osama Bin Laden a la Paz mundial.

La producción de hoja de coca, sustento político, económico, y principal fuente de legitimidad presidencial, ha experimentado un crecimiento geométrico desde 2006, incluyendo el cultivo en áreas protegidas, y es responsable de la mayor devastación de las tierras fértiles en Bolivia desde que los conquistadores españoles decidieron acabar a plan de incendios el manto vegetal altiplánico. A la esterilización producida por el arbusto, que imposibilita cultivos posteriores y que ocupa según estimaciones 50 000 hectáreas, se deben agregar la la inmisericorde vertida de miles de litros de residuos altamente tóxicos de acido sulfúrico, cal viva y otros químicos, derivados de la masiva producción de cocaína que a migrado de sus lugares de producción en el oriente a zonas peri urbanas y rurales del occidente.

Esta devastación es gravísima e ilustra la hipocresía de un gobierno que vocifera sobre el agua como un derecho humano, por ejemplo, pero que permite que la minería transnacional contamine como nunca los acuíferos del altiplano y como en el caso de San Cristóbal en pocos años habrá consumido por si sola tales cantidades que habrá convertido el sur de Bolivia en un desierto hasta debajo de la superficie.

El “sagrado” lago Titicaca se ha convertido en una cloaca producto del derrame de aguas servidas que ha crecido sin que se haya definido una política pública sobre esta problemática que ha confinado la presencia piscícola a las áreas de granja y a las especies que aun toleran esta contaminación. En el carnaval de Oruro, bajo la etiqueta de respeto a las “culturas ancestrales” miles bailaron haciendo sonar instrumentos musicales y exhibiendo vestuarios hechos con especies en extinción sacrificadas expresamente ignorando no solo las leyes sino los ruegos de organizaciones medioambientalistas y ciudadanos.

Ufano de su relativo y disminuido apoyo electoral, el gobierno seguirá sembrando las canchas de futbol de todo el país de césped sintético para que armonice con alfombra de basura plástica que acompaña al viajero a lo largo de todas las carreteras y que es la cotidianeidad de la mayoría de los pueblos, e incluso de ciudades como Oruro y Cochabamba. En esas condiciones presentarse como el gran medioambientalista es una desfachatez alevosa e inaudita, una indecencia grotesca.